Educación Ambiental

La Educación Ambiental se entiende como un «proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio bio-físico circundante» (Ley 19.300 sobre Bases Generales de Medio Ambiente).

Este concepto nace de los procesos evolutivos que desarrolla la comprensión del Medio Ambiente, el cual se conoce como «el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación por la acción humana o natural y que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples manifestaciones» (Ley 19.300 sobre Bases Generales de Medio Ambiente).

¿Qué entendemos por Centro de Educación Ambiental?

El Ministerio del Medio Ambiente ha definido por centros de educación ambiental a los «espacios educativos públicos y privados que cuentan con instalaciones e infraestructura para realizar prácticas innovadoras de educación ambiental, capacitaciones, talleres, salidas pedagógicas, actividades en terreno y otras actividades dirigidas a distintos públicos objetivo». De acuerdo a esto, quienes integran la Red cuentan con:

  • Una trayectoria de al menos 3 años, periodo de funcionamiento que le ha permitido al centro contar con una personalidad jurídica y un reglamento interno que lo constituye como organización.
  • Una infraestructura que posibilita su atención a los visitantes, es decir, un espacio apropiado para el desarrollo de actividades de educación ambiental al aire libre.
  • Un proyecto o programa de educación ambiental creado por un equipo de profesionales con formación y capacidades atingentes y que tiene por resultado el desarrollo de actividades al aire libre.

Red

Es un conjunto de factores, individuos u organizaciones conectados por una serie de lazos, que pueden ser de carácter más o menos formal. En distintos ámbitos es más común observar el trabajo de colaboración entre distintos agentes y organizaciones, quienes han optado por la conformación de redes y así adquirir recursos, reducir la incertidumbre, potenciar la legitimidad y alcanzar objetivos colectivos.

Desde el ámbito de la educación ambiental, ésta es ejercida por distintos actores, tanto del mundo privado como del público, con prácticas educativas diversas, con distintos objetivos, necesidades, opiniones y estrategias, acordes a sus propios ámbitos de acción.

La existencia de una red permitirá alcanzar un tipo de sociabilidad fundamentada en lo relacional, es decir, en las relaciones de confianza, de cooperación mutua, intercambio de conocimientos, interacciones diversas y obtener mayor incidencia en los distintos niveles regionales y nacionales. Entre los múltiples beneficios obtenidos a partir de su funcionamiento, se ampliaría de manera importante la oferta educativa ambiental del país, considerando las particularidades de sus miembros, pero también desde la acción y creación colectiva, y las sinergias que allí se generen, surgiendo, desde este espacio de coordinación y articulación territorial, contando con verdaderos “nodos” regionales, conectados entre sí y en función de una meta común, compartiendo, entre otros recursos, uno de especial importancia que dice relación con la información a distancia y su confiabilidad y disponibilidad.

Finalmente, promover la creación de redes es impulsar a abandonar esa mirada aislada y única del mundo y enfrentar los fenómenos como la crisis medioambiental, la inestabilidad, la vulnerabilidad, y la incertidumbre, aceptando otros puntos de vista, y permitir la confluencia y convivencia entre distintos actores para lograr el intercambio de ideas y permitirse un crecimiento entre todos y cada uno, es decir, un nuevo abordaje en la construcción de un mundo y ambiente mejor.